Luis Manuel Sancha Bech, presidente de AECE.
¿Cómo está viviendo el sector la excepcional situación que vive nuestro país? ¿Cómo ha afectado la crisis del coronavirus al sector que representa?
Con temor e incertidumbre. Quienes ya sufrimos desde puestos de responsabilidad la crisis del 2008/2014, volvemos a vivir otra de consecuencias aún más devastadoras potencialmente, debido a la magnitud e intensidad por haberse producido en tan poco tiempo. Cuando miras hacia atrás, parece que el mes de febrero de 2020, fue hace años.
Es pronto para vaticinar las consecuencias definitivas sobre nuestro sector, de esta crisis, pero lo que si hemos notado es el pánico que ha generado en proveedores, clientes, y agentes sociales. Basta decir que en el periodo transcurrido entre el 15/03 y el 30/04, los pedidos de máquinas nuevas, tanto en venta directa como en alquiler o renting a largo plazo, han descendido más de un 90 % respecto al mismo periodo del año 2019, el alquiler de máquinas de corto plazo un 75 % y las peticiones de suspensión temporal de contratos en vigor durante un periodo entre uno y tres meses, más de un 50 %.
¿Qué tipo de medidas viables reclama el sector para el mantenimiento de la actividad del sector y la recuperación de su “pulso”?
Al ser un sector de servicios e industria auxiliar, dependemos directamente del funcionamiento de la industria en general y, sobre todo, de la logística, por lo que, si los fabricantes no trabajan, la maquinaria se paraliza. Ahí es donde deben actuar los poderes públicos. Parece que toda la energía del Gobierno va dirigida al sustento por medios estatales de las personas “desfavorecidas”, y siendo esto reflejo de una sociedad madura y solidaria, no es menos que las fuentes que generan trabajo, y por tanto alivian esa carga al estado, los empleadores, si no tienen el apoyo necesario, contratarán menos personas, más gente irá a los servicios sociales, y entraremos en un espiral negativa, con más personas dependiendo de subsidios y menos pagando impuestos sobre la renta que sustenten dicho subsidios.
¿Cuál es la opinión de la asociación sobre las medidas que ha impulsado el Gobierno para los trabajadores y empresas? ¿Qué demandas se han lanzado desde la asociación?
Los ERTE de fuerza mayor han aliviado los costes de personal y seguridad social, pero para las empresas y los trabajadores de estas, que no pueden legalmente acogerse a este modelo (la inmensa mayoría de las compañías de nuestro sector), los ERTE por causas económicas no disminuyen los costes de SS de las primeras. Estos revierten a los segundos una parte escasa de la merma de ingresos en función de la afectación temporal de cada uno, obligándoles a perder parte de sus derechos adquiridos de paro, al tener que elegir en muchos casos una referencia de cotización concreta , eliminando periodos pendientes de percepción de este subsidio.
Al igual que loe ERTE de fuerza mayor, dada la excepcionalidad de los hechos, las cotizaciones sociales deberían disminuir en la misma proporción que el sueldo, y a los trabajadores, no computarles los primeros seis meses, como prestación de empleo. Así conservarían estos sus derechos adquiridos, y las empresas tendrían menos tensión de tesorería.
“Vaticino una tasa de paro cercana al 20 % para final de año, con una cifra global entre 4,5 y 5 millones de personas desocupadas, y un déficit superior al 10 % histórico de la época de Zapatero”
Teletrabajo, medidas de digitalización, fusiones, mayor penetración del comercio electrónico, integración de los negocios on line y off line, almacenes más cerca de las grandes ciudades… ¿Qué cauces o instrumentos podrían cambiar por esta pandemia?
Es difícil predecir el futuro, no obstante, si algo tienen los empresarios, es capacidad para reinventarse, comparado con estructuras que se comportan como en los inicios del siglo pasado, como los sindicatos. El mundo empresarial en general, ha ido adaptándose a los retos de la presión demográfica, la globalización, los mercados únicos, etc. Estoy convencido que volveremos a hacerlo una vez más. Pero seguro que ninguno de los aspectos que mencionas, por sí mismo resolverá los problemas del futuro. Seguiremos potenciando la digitalización, como hasta ahora; habrá fusiones, como existían ahora; desarrollaremos el comercio electrónico, etc. Pero esas fórmulas ya las venimos aplicando desde hace años. Si acaso sufrirán un impulso mayor, pero ninguna por sí misma será la panacea.
¿Cómo se está trabajando tanto desde la asociación como desde Eleva para ayudar a las empresas asociadas?
La misión de una asociación es dar cobertura a sus asociados, mediante la aclaración de normas, canalización de inquietudes y apoyo en definitiva ante la soledad que tenemos los responsables de las empresas. En este sentido, este periodo ha supuesto un reto para todos nosotros, al tener que desbrozar, las ruedas de prensa, los anuncios televisivos, las desinformaciones, etc., de las realidades del BOE. Hemos estado hasta entrada la madrugada en algún caso para vez en qué quedaban plasmados todos los “ruidos” extraoficiales, para orientar a nuestros asociados sobre realidades más allá de las… ¿buenas intenciones políticas? Y estaremos ahí permanentemente, dando cobertura y certeza a todos nuestros socios.
¿Qué balance hace de las reuniones semanales mantenidas en el seno de las asociaciones que conforman Eleva?
Sumamente positivo. Estamos tanto AECE, como Anapat, Anagrual y Enmopick, encantados de poder contrastar cada semana la situación, a veces general, otras veces sectorial. En este sentido, quiero felicitar a los secretarios generales de cada una de las asociaciones: Juan Pablo Viniegra, Antonio Casado, David Ruiz, y Jorge Cuartero, cuya dedicación y esfuerzo ha sido ejemplar, no solamente por la participación en dichas reuniones, sino por la preparación de las mismas y los comunicados posteriores a ellas que recibimos cada asociado.
Dada esta situación, ¿podría aventurarse sobre las previsiones de este 2020 para su sector? ¿Y para la economía en general?
No creo que esta situación, por inédita, nos permita aventurar con acierto el futuro. Pero creo que el mercado de las carretillas sufrirá una contracción superior al 60 % en el transcurso del año y alcanzar un nivel de contratación en el mercado del alquiler del 50 % respecto a cifras de 2019 hasta septiembre. De alguna manera, casi todos miramos dicho mes como el de la esperanza en conseguir una pequeña escalada, para poco a poco, conseguir alcanzar el objetivo del 75 % para finales de primer trimestre de 2021.
Para la economía, se habla de cifras en torno al 10 % de caída del PIB, y en algunos casos superiores, creo que ninguno de los empresarios actuales ha vivido estas circunstancias.
Vaticino una tasa de paro cercana al 20 % para final de año, con una cifra global entre 4,5 y 5 millones de personas desocupadas, y un déficit superior al 10 % histórico de la época de Zapatero. La deuda pública por encima del 100 % y un coste de financiación del estado (prima de riesgo) que triplique al menos la actual. Y eso no es lo peor, sino que me temo que el aforismo atribuido a Churchill sobre cómo ven a los empresarios, el gobierno de España actual apuesta por el segundo, “la vaca que hay que ordeñar”. Y si “con estos bueyes tenemos que arar”…
¿Podría poner algún punto de positivismo ante tanto ambiente de derrotismo en esta situación tan difícil?
Nuestro sector, dentro de lo que cabe, tiene recursos más variados que otros que, según el ciclo o la situación, pueden dispararse o hundirse. Pertenecemos a un tipo de negocio maduro, que hoy por hoy, es imprescindible para todo tipo de industrias y siempre encontraremos un resquicio desde el que impulsarnos de nuevo. Creo que nuestra tarea ahora es ocuparnos de los problemas que podemos abordar, y no preocuparnos excesivamente de los elementos que están fuera de nuestro control. Recuerdo una anécdota que, en la anterior crisis, me dijo un empresario amigo: “En las crisis, hay que seguir haciendo el cocido, solo que habrá que echar menos condimentos y garbanzos, así seguimos comiendo, en espera de mejores tiempos”.